El tiempo pasa volando, y ya hace varias semanas que llegué a Londres. He querido dejar pasar un poco el tiempo antes de escribir, pues tenía (y tengo) que poner en orden mi nueva vida, y tenía (tengo???) que estar concentrada en mis objetivos.
...Vale, hoy me estoy tomando un pequeño descanso. Pero es que estoy en ese periodo de descubrimiento, esa etapa en la que absorbes como una esponja y todo te llama la atención. Y creo que es el momento propicio para plasmar esas cosas por escrito, que luego uno se adapta y estas cosas pasan a ser banalidades del día a día.
Aunque sin duda me queda muchísimo por descubrir de esta gran ciudad, os dejo algunas de mis primeras impresiones sobre la vida en Londres...
1. La lluvia no es para tanto
Es verdad, llueve. Pero menos de lo que uno esperaría para la fama que tiene. Desde luego no está lloviendo todo el tiempo, y la mayoría de las veces es una lluvia fina e insignificante que apenas moja (bueno, solo justo para que los que lleven las gafas pierdan la visibilidad). Desde que estoy aquí solo he echado mano del paraguas dos veces. El resto del tiempo, capucha, y marchando.
Lo que sí que es cierto y que creo que a la larga es lo que realmente desquicia a uno, es que el cielo suele estar gris la mayoría del tiempo. El Sol se vuelve un bien preciado, el chico más popular del lugar, que de vez en cuando se asoma sin mucho ánimo a saludar a sus seguidores (igualito que Justin Bieber en El Hormiguero). Pero nunca se queda mucho tiempo.
Sin ir más lejos ayer por la mañana se me iluminó la mirada al abrir la cortina y ver un precioso cielo azul por la ventana. Tal fue la alegría que quise compartirla en Facebook con los demás...
Pero como os decía...
En esta época del año además se hace de noche muy temprano, osea que las posibilidades de obtener vitamina D se vuelven muy, muy escasas (supongo que de ahí que muchos ingleses tengan un tono de piel a lo Edward Cullen).
2. A algunos ingleses se les entiende muy bien, a otros... no
No me considero ninguna bilingüe super-english-pro, pero he usado el inglés de forma recurrente desde hace años sin mayor problema, tanto de forma personal como profesional. Así que cuando decidí mudarme a Reino Unido el idioma no me preocupaba especialmente. Eso fue hasta ver lo que otra gente decía sobre "descubrir tu verdadero nivel de inglés al mudarte a Londres". Esto hizo que pusiera en duda mis conocimientos del idioma y empezara a preocuparme...
Y entonces llegué a Londres. En mi primera entrevista de trabajo, un británico de pura cepa me entrevistó durante más de 30 minutos. La conversación fue totalmente fluida y no hubo mayor inconveniente, así que salí de allí con la autoestima bien alta, bailando como la gitanilla del Whatsapp y pensando:
"Bien, Irene, prueba superada! Parece que sí sabes inglés after all!"
Pero entonces me llamó una reclutadora de no sé que región de Inglaterra, hablando a una velocidad alucinante lo que yo hubiera jurado que era élfico. Supuse que me hablaba de algún puesto de trabajo, pero fácilmente pudo hablarme de un anillo único y no haberme enterado.
Y así me sucede casi a diario. A unos los entiendo perfectamente, a otros casi nada. En esos casos sigo el consejo que me dieron los profesores de francés la primera vez que me fui de intercambio en el instituto: "Que os vaya bien con vuestras familias chicos. Ah! Y si no entendeís lo que os dicen, sonreíd!".
Así que aún no he descubierto si sé inglés, pero cuando lo averigüe ya os avisaré.
3. Aqui todo es "normal"
Mujeres con pelucas rubias kilométricas, hombres "tocando" la trompeta con conos de tráfico, perros paseándose por tiendas de ropa cara, chavales con 100 piercings y cuernos en la frente... En Londres encuentras de todo, y lo más curioso es que a nadie parece extrañarle. La gente que lleva un tiempo en Londres parece haber perdido la capacidad de sorprenderse. Así que cuando veo algo raro, también finjo no sorprenderme, a sí lo mismo doy el pego y no parezco nueva...
4 . La ciudad es ridículamente CARA
Money, money, money... Londres se mueve por el money. El capitalismo se huele por todos los rincones de la ciudad, y los precios de algunas cosas llega a límites absurdos.
El transporte es un buen ejemplo de esto. Un bono mensual, dependiendo de las zonas que incluya, va de las 123 libras hasta las 217 (recordemos... son libras... No euros. No dólares. Echad cálculos...).
La primera vez que salí a cenar a una hamburguesería, fue doloroso descubrir que una simple hamburguesa con queso, sin bebida, ni patatas (que los sliders se pagan a parte, claro), y que por no incluir no incluía ni un miserable plato (las traían juntas en una bandeja común), costaba 9 libras (insisto, echad cálculos en vuestra correspondiente moneda). Un lugar en el que por cierto, también te limpiabas las manos con un rollo de papel de cocina (resulta que ahora eso es lo más in... desde luego los modernos ha hecho mucho daño).
Y no hablemos del precio de los pisos. Eso es otro nivel de despropósito. ¿Llegó a vuestros oidos esta ganga de "habitación" en el hueco de la escalera por 500 libras al mes (facturas aparte)? Pues eso...
5. Coches de lujo, coches de lujo everywhere
Como está el precio de las cosas, tiene que haber alguien que saque tajada de todo esto (los que cobran 500 libras al mes por un hueco en la escalera, por ejemplo :P). De eso no cabe duda, y en esta ciudad hay mucha gente que puede permitirse buenos caprichitos en la vida. La prueba es la cantidad de coches de lujo que hay por la ciudad.
Por ahora estoy viviendo en Kensington, un barrio "bien" del centro (he dicho por ahora, ya me gustaría a mi poder pagarlo, ya...). Un día mientras paseaba me propuse hacer un censo rápido de coches con técnicas muy eficaces (a ojo), y me he percatado que lo que más abunda por la zona son los BMWs. Viene a ser el coche standard para la gente "sencilla" de por aquí... Como los Seat en España :) Le siguen los Mercedes, los Audis...Y por supuesto, en menor cantidad pero en una proporción nada despreciable, encontramos Ferraris, Jaguars, Lamborghinis, Aston Martins...
6. La hora punta en el metro es lo más parecido al infierno
What-The...Heck.
Las cantidades de gente que encontramos por la calle es considerable, pero lo que hay bajo tierra, especialmente a ciertas horas, es una exageración. Estaciones como Victoria o Liverpool Street se vuelven puras estampidas de gente que corre en todas las direcciones, sea para llegar al trabajo o para huir de él. Pero no os creáis que en fin de semana es mucho mejor.
El primer fin de semana en la ciudad quedé con unos amigos a tomar algo por Leicester Square. Sábado por la noche. Zona Turística. Antes de Navidad... ANTES DE NAVIDAD. Decidí volver pronto, y tras comprar un take-away para la cena me dirigí a la boca de metro. Nunca antes había tenido que hacer cola para pasar los torniquetes, pero lo que vino después me perturbo aún más.
Los pasillos que llevaban a las vías estaban tan llenos de gente, que tardé unos 10 minutos en llegar abajo. Todos íbamos pegados unos con otros, caminando muy lentamente con pasitos cortos y monótonos. Y tuve un déjà vu: Sevilla en Semana Santa.
Cuando tienes la suerte (o la desgracia) de entrar en un vagón en hora punta, el metro se convierte en una lata de sardinas a la que fue dificil entrar, pero de la que es todavía más dificil salir. Uno de esos días, me encontraba yo embutida en medio de toda esa gente, malamente agarrada a un barrote (aunque total, con tanta gente no te puedes caer...) y con un calor inhumano, cuando coincidencias de la vida, en mi MP3 empezó a sonar esto:
Qué decir. Momentos únicos e inolvidables que te brinda Londres.
7. Aburrirse es muy díficil
Como se suele decir, el que se aburre aquí es porque quiere. La ciudad tiene mil y una actividades cada día y cada noche, los 365 días del año: musicales, conciertos, mercados, parades, fiestas temáticas, convenciones... Así que no hay excusa.
Por ahora, conocer gente aquí me ha parecido sorprendentemente fácil. Supongo que en una ciudad con tanta gente entrando y saliendo constantemente, siempre hay personas en la misma situación que tú, con las que es más fácil conectar. También me da la sensación que la gente no tiene mucho tiempo de calidad para conocer gente nueva, así que no se andan por las ramas. Quizás por eso se organizan muchas quedadas (meet ups), que son perfectas para realizar alguna actividad y conocer gente con tus mismos gustos o aficiones. Yo me apunté a Internations y a Meetup.com, y en verdad ya empiezo a estar un poco saturada con tanto evento.
Hace poco también fui invitada a una fiesta en casa de un amigo inglés, en la que no conocía a nadie. Me sorprendió gratamente que la gente (chicos y chicas) se acercaran a mí con una sonrisa a presentarse y darme conversación. Lo que me pregunto es si todos los ingleses son así normalmente o es que yo tuve suerte. Lo iremos descubriendo...
7. The greatest "melting pot"
8. Puedes comer lo que quieras
Es cierto, la gastronomía inglesa no será lo más exquisito del mundo. Y es verdad, muchos londinenses se compran un sandwich o un triste precocinado para comer. Pero eso no significa que en Londres tengas que comer mal.
Uno de los beneficios de esa multiculturalidad es precisamente la gastronomía. En Londres hay restaurantes exquisitos de los cinco continentes y miles de opciones para todos los paladares. Yo ya he encontrado mi restaurante caribeño para cuando el antojo de Mofongo ya no se pueda aguantar.
En los supermercados pasa lo mismo. No dejo de asombrarme de la cantidaad de productos foráneos que llenan las estanterías. Y es que Sainsbury, Tesco y compañía saben que su éxito depende de adaptarse a sus clientes: sección halal, kosher, asiática, india, caribeña, mediterránea, mexicana, francesa... Se encuentra todo lo que uno pueda imaginar, y eso da bastante juego a la hora de experimentar en la cocina :D
9. Primer mandamiento del inglés: Ser "polite" sobre todas las cosas
10. Londres es la ciudad de las oportunidades... pero tienes que ir a buscarlas
Desde que he llegado no he cesado de oir frases como "Londres está lleno de oportunidades", "Ten paciencia...", y la mejor: "You'll be fine". Parecen frases hechas que todo el mundo tiene en el bolsillo para soltarsela al primero que la necesite. Pero parece que algo de razón llevan.
Londres es una ciudad extraordinariamente dinámica, llena de empresas en busca de nuevos talentos. Pero no irán a buscarte a tu casa. El que algo quiere algo, algo le cuesta, y hay que ser perserverante, paciente y muy, muy espabilado (ya me di cuenta que aquí el que no corre vuela, y al que no se ponga a valer, se lo comerán vivo).
Y en estoy yo ahora. A día de hoy llevo alrededor de 150 CV's enviados con su correspondiente Cover Letter, varias entrevistas y no se cuantas llamadas más. Una tarea aburridísima pero por la que desgraciadamente hay que pasar para llegar a esas oportunidades. Y aunque aún no he consiguido lo que busco, ya me voy acercando. Asi que sín más os dejo por hoy y vuelvo a concentrarme en mi objetivo...
Me ha encantado tus experiencias...el que la sigue la consigue. Suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias! :)
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