Como prometí en mi primer post sobre las Antillas Francesas, hoy continuamos recorriendo la segunda isla de Guadalupe, el ala izquierda de la mariposa: Basse-Terre.

Basse-Terre


Antes que nada debo decir que aparte de mis compromisos profesionales (no olvidemos que aún con algunos ratos libres estaba allí por trabajo), hubo un motivo que me impidió conocer Basse-Terre todo lo que quisiera. Y es que tuve la "suerte" de coincidir en Guadalupe con Gonzalo, un chico tanto revoltoso que tenía a todo el mundo alterado...


El bueno de Gonzalito dejó una buena cantidad de agua, barro y desprendimientos de tierra en Guadalupe, justo antes de convertirse en huracán y liarna en otras islas del Caribe. Ésto hizo que tuviera que anular una jornada entera en Basse-Terre. Pero dentro de lo malo, debo decir que fui afortunada de librarme de lo peor y además, poder observar la espectacular tormenta desde la comodidad de la casa de mi amiga Alexandra. Para los que no estén acostumbrados todo esto puede asustar bastante, pero para vuestra tranquilidad decir que la mayoría de las tormentas tropicales se quedan en eso, tormentas (algo de viento y agua, agua y más agua), y que en este tipo de casos, resguardarse en una casa hasta que todo pase es garantía suficiente para estar a salvo.

 Gonzalito llegando a Grande-Terre

Para llegar a Basse-Terre desde Grande-Terre se accede cruzando el puente de la "Rivière Salée" (río salado), una zona de manglares que separa naturalmente de las dos islas. En contraposición a su hermana norteña, más llana y diáfana, la isla de Basse-Terre está muy accidentada, y en ella predominan las zonas montañosas y los bosques tropicales. Es una zona rica en bananeros, cacao, y café, productos que siguen siendo parte importante de su economía hoy en día.
 

Las playas también son distintas. En Grande-Terre la arena de las playas suele ser blanca y sus aguas más tranquilas. En las playas de Basse-Terre por el contrario predominan los tonos dorados, ocres y hasta grises. En definitiva, tierras volcánicas. Y es que éste es el hogar de La Soufrière:


También conocida como "Vieja Dama", La Soufrière es un volcán activo de 1476 metros de altura que domina la isla de Basse-Terre. Actualmente está en reposo, y se puede subir a la cima realizando varias rutas de ecoturismo. Lamentablemente no tuve tiempo para realizar la ascensión, pero dicen que las vistas desde la cima merecen mucho la pena. Desde allí puede observarse toda Basse-Terre, y las islas vecinas: Grande-Terre, La Désirade, Marie-Galante, La Dominica, Les Saintes...

En la zona sur del volcán se encuentran también las famosas Cascadas de Carbet (Chutes de Carbet), unos increíbles saltos de agua que surgen entre la maleza y que le hacen sentir a uno en Parque Jurásico. Que no?


Mi visita se centró sobretodo en la parte occidental de Basse-Terre (Deshaies, Pointe-Noire, Bouillante), pues es la zona más turística de la isla. Allí podemos encontrar varias playas preciosas, entre las que destaca Grande Anse, en Deshaies, que con sus más de la 1000 metros de largo es la playa más grande de Guadalupe. Es perfecta para las familias con niños, para dar agradables paseos por la playa y porqué no, hacer un poco de deporte.


Deshaies también es conocido por su gran Parque Botánico. Sus 7 hectáreas fueron adquiridas en 1979 por Coluche, un conocido humorista francés de la época. Años más tarde y tras su fallecimiento, se abriría al público como parque floral. Sin duda se trata de uno de los parques más bonitos del Caribe, donde además se pueden observar peces y diversas aves tropicales.




En los alrededores hay numeros alojamiento turísticos de todo tipo, desde grandes complejos hoteleros a bungalows en casas criollas tradicionales, y descubrirlos fue el motivo principal de mi visita. Después de pasar la mañana visitando hoteleros, mi compañero de trabajo, local de la isla, me llevó a Petite Anse, en Pointe-Noire. Esta pequeña playa alberga un complejo de bungalows y un restaurante en el que mi compañero y yo nos sentamos a comer. Y como ya hemos aprendido, en Guadalupe lo primero es lo primero: "L'apéritif est impératif!"


De plato principal pedimos una de las grandes especialidades locales: Poulet Colombo. De nuevo nos reencontramos con las influencias indias que han echado raices en la isla, pues este plato no deja de ser una versión caribeña del pollo al curry. Su intenso sabor me conquistó para siempre y se ha convertido en uno de mis platos favoritos, así que en cualquier momento compartiré la receta por aquí ;)


Y de postre, mi compañero hizo un paro en la carretera para comprar lo que parecía un helado "artesano" de coco con canela. Y cuando digo artesano, digo artesano...


 Homemade tastes better!

Petite Anse y otros lugares situados entre Pointe Noire y Bouillante son puntos de partida perfectos para realizar buceo y snorkel. El lugar más famoso para hacer una inmersión es la Reserva Cousteau, un área protegida de 400 hectareas situada alrededor de los islotes Pigeon. Como alguno ya habréis deducido, esta reserva debe su nombre al famoso marinero francés Jacques Couteau, pues fue él quien la descubrió. Sus fondos marinos comprenden infinidad de especies de coral, esponjas, langostas, tortugas marinas y peces tropicales... Incluso, durante los meses de invierno, es posible escuchar los cantos de las ballenas jorobadas que se acercan a estas aguas a reproducirse. Sin duda alguna, una maravilla para los amantes del submarinismo y la naturaleza...


Por desgracia me quedé con muchas ganas de seguir conociendo esta preciosa isla, pero con suerte algún día podré volver. En esta ocasión tuve que seguir mi camino desde Pointe-à-Pitre, donde cogí un ferry para descubrir la siguiente isla de mi itinerario: la maravillosa Marie-Galante. Os lo sigo contando en el próximo capítulo ;)

  A ondòt solèy!