Turquía y sobretodo su gran ciudad, Estambul, se han dedicado tradicionalmente al comercio, en parte debido a su situación geográfica entre dos continentes y dos grandes mares: el Mediterráneo y el Mar Negro. 



 Así, por Turquía han pasado grandes rutas comerciales, como la famosa ruta de la seda, que llevaba hasta la antigua Constantinopla productos del lejano Oriente: metales, piedras preciosas, ámbar, marfil, especias y por supuesto seda, un producto muy demandado por los europeos en aquella época.

Constantinopla se convirtió entonces en una especie de "distribuidor" que abastecía la demanda de todo el continente europeo. Tras la caída de la ciudad a manos de los turcos otomanos en 1453, el comercio entre Europa y Asia se resintió; Fue entonces cuando algunos paises europeos comenzaron a buscar rutas alternativas, mandando expediciones a zonas inexploradas, hecho que más tarde desencadenó el descubrimiento de América.


A pesar de este contratiempo, la antigua ciudad de Constantinopla (entonces renombrada como Estambul), continuó con su tradición comercial. Nada más conquistar el lugar, el nuevo monarca,  Mehmed II mandó construir nuevos bazares en la ciudad, además de mejorar algunos ya existentes, proyectándose así el Kapalıçarşı, más conocido como Gran Bazar de Estambul. Éste proyecto pretendía, no solo concentrar los pequeños negocios de los comerciantes, sino además abastecer al rey y su séquito, que se instalarían en el cercano Palacio de Topkapi unos años más tarde.

 

En la actualidad el Gran Bazar es un laberinto de 64 calles y unas 3600 tiendas. Está considerado como uno de los bazares más grandes del mundo y es visitado por gente de todos los rincones del planeta. Así mismo, no muy lejos de allí se encuentra el Bazar de las Especias, otro de los bazares más conocidos, que como su propio nombre indica se dedica principalmente a la venta de especias y otros alimentos.

A pesar de que el paso del tiempo y la afluencia del turismo han cambiado de alguna forma el carácter de los bazares, éstos siguen preservando un encanto sin igual, en el que los propios comerciantes tienen mucho que ver. Y es que tras siglos de tradición, los turcos dedicados al oficio lo viven de forma especial, convirtiendo el mercadeo en todo un arte y demostrando ser todos unos expertos en marketing. La experiencia y el instinto infalible de los comerciantes les hace saber de qué país procede uno incluso antes de haber abierto la boca para hablar. Y no es solo eso, no son pocas las veces que saludan, chapurrean o incluso manejan nuestro propio idioma.



La compra no se limita a elegir un objeto y pagar, ya que a los turcos les encanta relacionarse con sus clientes, y la venta de sus productos se convierte en un todo ritual. Es muy probable que quieran conocerte un poco, pregunten de dónde eres, qué haces allí y te den conversación por un buen rato. La mayoría suelen ser muy curiosos y simpáticos. Es cierto también, que utilizarán esa simpatía para intentar venderte tal o cual cosa, pero al fin de al cabo eso también es una estrategia de venta. 


Si buscaiss el precio de un producto dificilmente lo encontrareis, y es que en Turquía, como en la mayoría de paises árabes, se sigue practicando el arte del regateo. Cuando no hay mucho tiempo para las compras puede que llegue a desesperar, pero no hay que olvidar que el regateo forma parte de su cultura y de su forma de comerciar, y casi se ofenderán si no regateis. Hay que tomarselo como un juego, y seguirlo. Puede ser divertido, y además, de no hacerlo es muy probable que estés pagando mucho más por el producto de lo que en realidad vale. Y es que el precio inicial que te ofrecen suele ser mucho más alto del real (incluso el doble), cosa que hacen adrede para invitarte a negociar con ellos. Recomiendo echarle morro y tómarselo con humor...Y si le caes en gracia al comerciante, puede incluso que te invite a tomar un té. 

Si vais a Estambul los bazares son una visita obligada. Os invito pues a descubrir sus colores, olores y sabores, que reflejan la esencia de Turquía. Un último consejo: si vais en grupo, y esto lo digo por experiencia propia, evitad separaros o lo lamentareis ;)

¡Buenas compras!